26 de enero de 2012

Bill Gates recordó su última charla con Steve Jobs.

Bill Gates concedió una entrevista a varios medios norteamericanos y, cómo no, le preguntaron por Jobs.

La relación del amigo íntimo de Steve Ballmer, con el Steve talentoso es de larga data. Fueron dos informales estudiantes que se admiraron mutuamente, luego competidores feroces, más tarde enemigos íntimos, por un tiempo casi aliados y últimamente, una especie de “colegas cercanos”, ambos más allá del bien y del mal.

(Nota al margen: de la biografía de “Steve Jobs” me llamó mucho la atención como el factotumde Apple se lamentaba de aquella célebre keynote en el que Gates emergía en pantalla gigante como un “salvador”, como si, haciendo trato y proveiendo software a la Mac, venía a “rescatar” la empresa de un desastre económico. Más allá si esto es cierto o falso, Jobs se había quedado mal con aquella puesta en escena. “Fue algo muy tonto”, repetía. Y recordemos que la autocrítica fue su gran virtud).

Volvamos a la noticia.

En charla con ABC News y Yahoo!, Gates repasó su última visita a la casa del CEO de Apple, durante los últimos días del de anteojos redondos, ya jaqueado por el cáncer.
Él y yo siempre disfrutamos de la charla. El podía decir algunas cosas, tú sabes, algunas cosas estimulantes. Solíamos charlar sobre las compañías en las que hemos estados. Y solíamos hablar sobre nuestras familias y la suerte que teníamos ambos de estar con las mujeres que estamos. Eran granes y relajadas conversaciones.

Coincide con las descripciones que hace el propio Steve en la mencionada biografía que construyó con gran pericia el periodista Walter Isaacson. Aunque claro, Jobs no solía ser tan diplomático como el ahora filantrópico Gates, y aprovechó más de una vez para decir que Microsoft lo extrañaba y que había perdido el rumbo sin él centado en el sillón de CEO.

Pero retornemos al creador de Windows… bueno, es un decir. Gates completó su testimonio con esto:
Bueno, es muy extraño tener alguien que es tan vibrante y que hizo una diferencia tan enorme y que ha sido una especie de presencia constante… y que muera. Te hace sentir como : “Wow, nos estamos poniendo viejos”. Espero todavía tener un poco más de tiempo para lo que me ocupa ahora, el trabajo filantrópico. Es que hay remedios en las que estamos invirtiendo ahora que no saldrán hasta en 15 años -la erradicación de la malaria-. Necesito un par de décadas aquí para cumplir con ese deseo. Pero, tú sabes, te recuerda que tienes que optar siempre por las cosas importantes, porque tenemos un tiempo limitado de vida”

De este lado, Bill Gates. Quien ha vuelto a ser noticia porque anunció ayer en Davos una contribución de 750 millones de dólares al Fondo Mundial contra el Sida, la Malaria y la Tuberculosis. El calibre de sus donaciones es tan notorio, que algunos humoristas (y no tanto) ya lo consideran una especie de superhéroe nerd capaz de salvar vidas por miles.

Por el otro lado, Steve Jobs. Quien se refería a las tareas filantrópicas como una pérdida de tiempo (por llamarlo de una manera elegante). Y que, decía, confiaba más en los aportes a la salud y la educación desde la tecnología que en la beneficiencia, para llevar al hombre a un lugar mejor.

Como siempre, dos maneras diferentes de mirar el mundo… Pero con resultados muy parecidos: fortuna y trascendencia.

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